O Fortuna
velut luna,
statu variabilis.
Fortuna, Imperatrix Mundi (Anónimo)
Desde hace tiempo que dejé de ser aficionado al fútbol. Fue un deporte en el que nunca me destaqué, mas que como portero en alguna que otra ocasión, y nunca llegué a jugar más allá de cascaritas callejeras. No sigo los partidos de la liga de ninguna parte del mundo, y si me entero quién ganó este semestre la copa en México, o quién fue el campeón de la Champions en el año, es porque el bombardeo mediático sobre el tema le impide a uno abstraerse. Tampoco es que me moleste enterarme. Pero gracias a las fechas mundialistas, cualquiera se puede volver analista deportivo. Así que aprovecharé para dar mi nada docta opinión sobre el tema.
En la primaria nos enseñan que México tiene la forma del cuerno de la abundancia, alusión que tiene una intención dudosamente descriptiva. Casualmente, una de las deidades latinas a las que se le representaba con la cornucopia era a Fortuna, casualidad que no sería llamativa si no fuera por la devoción que en México parece que se le rinde.Y comento esto, porque me llamó la atención que mucha gente, incluyendo los denominados analistas deportivos, la invocaban para añorar el triunfo contra Holanda desde antes que iniciara el partido.
Está claro que en una contienda deportiva, cualquiera puede ganar. De no ser así, no sería necesario convocar a una justa para medir la fuerza y habilidad de los contendientes. Pero de ahí, a afirmar que el triunfo tiene que ver con la suerte, hay un trecho, y aún hay más distancia en apelar a la suerte para resultar no solo ganador de un encuentro, sino también -ya que estamos soñando, ¿por qué no nos lo permitimos? -¡campeones!
Esta confianza a una diosa, que ya en un poema pagano se le describió como «voluble», resulta infantil, muy propio de un pensamiento mágico. Ochoa la desvía y ¡oh, Fortuna! dio en el palo gritan los comentaristas que agregan que no hay campeón sin suerte, porque la suerte hace a los campeones, no la disciplina y el entrenamiento constante. Y cuando ésta ya no nos sonríe, le increpamos por ser injusta ¡Oh, Azahar! ¿Por qué siempre nos tratas de esta manera? Se nos olvida que al equipo contrario no le marcaron un penal que sí era, y que si la Fortuna le fue cruel al principio, al final puede sonreírle ¿Por tener México forma de cuerno de la abundancia debe sernos siempre fiel, acaso?
Quizá por ese motivo la mayoría de los deportistas de alto nivel confían en el equipo de asesores que está detrás de ellos para seguir un entrenamiento, una dieta y una disciplina que les dé más oportunidades de ganar, en lugar de ponerse en las manos de una diosa que a veces resulta ser muy odiosa.
Al final, las estadísticas del partido indican que el contrario fue superior. No mucho, pero tal vez lo suficiente para ganar por un gol. Pero bueno, no metamos cuestiones de números aquí, que las personas suelen verlos como esoterismo.
Por último, causan gracia las quejas de la poco honorabilidad de los holandeses, que jugaron con clavadas y otras tretas, indignas de los ciudadanos de una nación tan progresista como los Países Bajos, y más propia de… ¡Piratas! Sí, al final del juego, había indignación porque los rivales parecían provenir no de una nación de tulipanes y queseros, sino de una nación de piratas, proxenetas y dealers.