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Aún podríamos inventar un mundo para nosotros

Lo que me gusta de mi trabajo -que aún puedo decir que es mío- es que leo mucho. Aunque no siempre leo lo que quisiera leer, de vez en cuando puedo sugerir las lecturas a realizar. Me gusta practicar los distintos tonos de voz que puedo usar. Me gusta poder detenerme y comentar con el maestro Sergio algunos puntos de la lectura. No sería un mal trabajo si no fuera por dos aspectos: la paga es modesta, muy modesta, tan modesta que quizá uso «modesta» como eufemismo de mala. Llevo ya más de año y medio y no da vistos de que mejorará con el tiempo. Luego, el ambiente laboral se ha vuelto tenso, porque trabajo en la casa del investigador y los roces con gente que no es del trabajo se empiezan a volver inaguantables.

Tras un encono desagradable en la mañana de este martes, he decidido que la búsqueda de un empleo mejor remunerado y con más opciones de crecimiento es necesaria e inaplazable. Este trabajo que aún conservo, lo he ofrecido en facebook para no causarle problemas al investigador por dejarlo sin ayudante. Finalmente ¿qué tan fácil sería encontrar a alguien que quisiera un trabajo donde gana tres mil pesos al mes, sin prestaciones y sin opciones de crecimiento al corto, mediano y largo plazo? Me he sorprendido por la respuesta: a mucha gente. ChambaNo me sorprendió tanto que recién titulados les pareciera un trabajo aceptable para adquirir experiencia, o amigos que no tienen por el momento muchos planes de titularse, ni grandes responsabilidades lo vean como una buena alternativa. Lo que me sorprendió fue recibir solicitudes de gente ya con varios años de experiencia -no solo laboral, de vida-, algunos con unos años de haberse titulado, otros con hijos, otros con ambas características. Retiro

Y no faltaron tampoco quienes se sintieron ofendidos. Alguien, que al no tomarlo yo muy en serio porque anteriormente me había rechazado una oferta con mejores percepciones económicas, me eliminó de su lista de amigos. Una amiga se dio cuenta del embrollo en el que me había metido y desistió en postularse. Había amigos que apelaban a nuestra profunda amistad para ser los escogidos (y tal vez dejen de ser mis amigos si no les dan el empleo, ¡aunque yo ni siquiera voy a ser el contratante!).

ComentarioMi incredulidad ante la gran cantidad de ofertas fue compartida con U, quien en un comentario se sorprendía por la batalla que se libraba por la modesta paga y la modesta chamba. HaygenteY tiene razón. Esta situación, además de las enemistades que parece ser que me provocará, me muestra un síntoma del alto índice desempleo que sufre mi generación. O tal vez debo decir «mi generación que creyó en los cantos de sirenas de las ciencias sociales».

Amigos, necesito decirles que si no puedo dejarles esta chamba, no es porque no tengan la capacidad para desempeñarla, y que ustedes pueden buscar más y mejores opciones. Y si aún así no la encuentran, podemos buscarnos entre nosotros. Aún podríamos inventar un mundo para nosotros. No dejemos que esta máquina nos destroce, ni tiremos a la papelera nuestros proyectos de vida que alguna vez creímos hermosos por utópicos.

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Terroristas novatos

El perpetrado contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, aunque fue una muestra de sadismo, parece haber sido realizado por novatos. Los terroristas, musulmanes nacidos en Francia, no se preocuparon por verificar dónde había cámaras de seguridad que pudieran dejar registro de sus movimientos. Tuvieron la torpeza de llevar un carnet de identidad y -aún más imprudente- de dejarla tirada cuando huían. La identificación de los responsables fue sencilla y no pasó más de una semana para que pagaran con su vida sus errores.

Tal vez, dentro del fanatismo, no les importaba las consecuencias de sus actos. Pero hay formas más elegantes para limitar la libertad de expresión. Controlar la distribución de papel, por ejemplo, y limitar su uso a los medios favorables a la creencia de uno, como lo hizo por mucho tiempo el gobierno mexicano. Pero si el control del papel no es posible, también se les puede dar un sustito. La desaparición de un periodista puede servir para que sus colegas midan sus palabras, si no desean la misma suerte. Esta táctica ya no es elegante, pero al gobierno de Javier Duarte le dado resultados. Si México se ha vuelto uno de los lugares más peligros para los periodistas, se debe en gran medida al único estado que es bello -y a quien diga lo contrario, lo matamos. Hasta ahora, ninguno de los asesinos y plagiadores ha recibido su merecido.

Podemos irnos a otras latitudes. Leía, antes de escribir estas líneas, sobre una masacre en Nigeria. Dos mil personas incineradas vivas en Baga, ciudad de la que no sabría de su existencia si no fuera por el grupo islamista Boko Haram, quienes llevaron acabo el acto. A pesar de lo espectacular del crimen, parece que sólo Alá podrá castigarlos, y parece que no habrá indignación masiva por ello. Su eficacia deja a los supuestos incineradores de Iguala como novatos. Aunque claro, ellos han dejado más rastro en el rastro.

Y para asesinar a miles sin consecuencias es experto el Estado de Israel, que en su último ataque a Gaza, una ciudad que parece más ghetto que ciudad, mató a cerca de dos mil civiles cuyo delito fue nacer en el pueblo no elegido por Dios.

La conclusión es irrefutable. Si quieres hacer terrorismo eficaz y sin consecuencias, lo más conveniente es estar en el Estado. Y entre más grande caca seas, mejor aún. Los Abarca se sentían ya en las ligas mayores ocupando la Presidencia Municipal, así que no han podido quedar impunes. Los yihadistas lo han visto con claridad y crearon el Estado Islámico de Levante, el primer Estado fundado con la intensión firme de practicar el terrorismo. Podremos acusarlos de muchas cosas, menos de hipócritas y novatos.

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Una violenta campaña publicitaria para promover un libro (o Borrador para un manifiesto libroterrorista)

El 6 de enero leí una reseña sobre el último libro de Houellebecq, Soumission, que iba a estar disponible para el público francés al día siguiente. Una pequeña polémica comenzaba a desatarse antes de su venta en las librerías ¿Michel Houellebecq alimentaba el discurso de derecha antislámico? El autor ya había sido cuestionado sobre este asunto en una entrevista realizada por Sylvain Bourmeau en The Paris Review, donde Houellebecq negó ser islamofóbico y, de paso, misógino. Por su carácter controversial, el libro parecía ya tener potencial de difusión.

Al día siguiente, Houellebecq sería el centro de las burlas del semanario Charlie Hebdo, apareciendo como un mago profeta. Luego, un par de encapuchados entra a las oficinas del semanario, grita Allahu akbar y dispara sin una pizca de la misericordia del Infinitamente Misericordioso. El acto se vuelve Trend Topic y el semanario se convierte en el centro de atención de las noticias. Con ello, su última portada, donde Houellebecq aparecía como profeta, no pasa desapercibida. Dos días después, la última obra de Michel Houellebecq se vuelve la más vendida en amazon.fr.

Tal éxito de ventas es comparable con la venta masiva de Las Profecías de Nostradamus después del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, casualmente de autor también francés y también llamado Michel. Como en este tipo de actos es común que se presenten tesis conspiranoicas, no desaprovecharé la oportunidad para hacer mi propia teoría de la conspiración:

La matanza contra Charlie Hebdo no ha sido producto del fundamentalismo islámico, ni un autoatentado planeado por la derecha francesa para justificar su islamofobia. Este es producto de una violenta campaña publicitaria para colocar a Michel Houellebecq en el top de ventas en Francia, y seguramente mundiales una vez que haya traducciones disponibles. Se trata de una táctica practicada y probada desde el 9/11, y que por primera vez coloca a un autor vivo en los best-sellers.

¿Qué agencia de publicidad se encuentra detrás de tales actos? ¿Se justifica el derramamiento de sangre para elevar los niveles de ventas editoriales, cada vez más a la baja? ¿Alguien quiere pensar en las bibliotecas?

Los lamentables hechos acaecidos en París muestran que el terrorismo puede no ser el mejor medio para promover el respeto a una religión, pero sí para las ventas de libros. En ese sentido, el visionario Erick Ampersand ha visto en él un medio para llevar a la lectura hasta los lugares donde los libros tienen un difícil acceso en el país, como Los Pinos. A esta doctrina ha bautizado como «Libroterrorismo».

¿Qué actos serían libroterroristas? Dice Ampersand:

Metemos libros en una mochila y la dejamos «olvidada» en aeropuertos, plazas públicas, oficinas de gobierno; arrojamos enciclopedias adentro de Los Pinos, recitamos el diccionario en el Metro, boicoteamos la farbuzallada (sic) de Zuckerberg. Leer con pasamontañas, con burkas.

Estos actos, por su puesto, no pueden carecer de un eje moral que los rija:

  1. Amarás a los libros por sobre todas las cosas y a las personas por sobre todos los libros.
  2. No rendirás tributo a un libro en específico, sino hacia el conocimiento que se encuentra repartido en cada uno.
  3. Santificarás las bibliotecas y promoverás su desarrollo.
  4. Leerás para transformar la realidad, no sólo para interpretarla.
  5. No harás de la lectura una obligación, ni un símbolo de estatus.
  6. Compartirás tus lecturas y tus notas.
  7. No citarás a un autor que solo hayas leído en una imagen compartida en las redes sociales.
  8. No le negarás un libro a quien lo necesite.
  9. Reconocerás que hay un libro en cada persona.
  10. Le regresarás su libro a tu prójimo.

La creación de las primeras células libroterroristas ha tenido sus inconvenientes, así como la discusión de sus primeras acciones y principios, ya que los lectores más fanáticos no desean levantarse de sus cómodos sillones.

Sin embargo, paciente lector que ha llegado hasta estas líneas, no se sorprenda si algún día un grupo de enmascarados irrumpen el espacio público con una explosión de verbos y letras.

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Ojalá haya paz: El Islam en nuestra cultura

Actualizado el 14 de noviembre de 2015

El mundo árabe y el Islam suelen confundirse como sinónimos. Yo lo hacía mientras pensaba en mi admiración al mundo árabe y al Islam, admiración que comenzó cuando supe de Saladino, aquel sultán sarraceno que enfrentó a los cruzados.

Campaña de Saladino en Age of Empires II

Conocí a Saladino jugando Age of Empires II.

Saladino, el sarraceno

Como gobernante, Saladino se preocupó en fundar Universidades, pero las prioridades cambiaron cuando una horda de fanáticos religiosos llegaron a sus dominios reclamando Tierra Santa. Su pueblo no le permitiría tolerar la profanación de templos musulmanes, ni la agresión de peregrinos a La Meca, ni el exterminio de la población islámica en ciudades que se resistieron al asedio cruzado. Saladino llamó a la Yihad: «ojo por ojo, diente por diente». A los nobles cruzados los trató como iguales y con hospitalidad, a pesar de ser prisioneros de guerra, excepto al francés Reinaldo de Châtillon, cuya actitud sanguinaria le negó la merced de Saladino.

Los matemáticos musulmanes

Esta admiración continuó cuando leí El hombre que calculaba, cuyo autor no es ni árabe, ni musulmán, pero recrea esa época dorada del Islam y escoge el seudónimo de Malba Tahan. La elección no podía ser fortuita. Los conocimientos matemáticos y astronómicos que se cultivaron en la antigüedad no hubieran podido ser rescatados de no ser por el Islam. Los musulmanes además aportaron mucho a este conocimiento.

Portada de Álgebra, por Aurelio Baldor, con Al-Juarismi en tres cuartos.

Al-Juarismi, matemático persa, posaba en la popular portada de un libro de álgebra.

Los números que usamos en la actualidad fueron traídos de la India por ellos, así que les llamamos «árabigos». El término de algoritmo, que se refiere al conjunto de pasos para resolver un problema adecuadamente, proviene del matemático musulmán persa (no árabe) Al-Juarismi, a quien muchos conocimos en nuestra portada del libro de Álgebra de Baldor, otra ciencia cultivada dentro del Islam.

Palabras árabes en el español

Nuestro idioma tiene mucho del Islam. En el siglo XII, era el mozárabe la lengua más hablada por la población cristiana en la Península ibérica, una lengua romance con marcada influencia semítica, influencia inevitable por compartir un territorio. El mozárabe nos dejó las jarchas como testimonio de la poesía en ese idioma y muchas de las palabras más hermosas de nuestro idioma,: Ajedrez, alhaja, azul, ojalá… Imagino los sonidos de estos arabismos como lacerías, aquellos adornos típicos del arte Islámico.
Linguistic map Southwestern Europe

«Ojalá» es de mis palabras favoritas y su presencia en el español actual me parece un triunfo contra la Inquisición Española. Según el DRAE, proviene del árabe «law šá lláh» que traduce la academia como «si Dios quiere», aunque otros señalan que la traducción exacta debiera ser «si Dios quisiera». Como agnóstico, es una palabra que se acopla muy bien a mi duda, mientras me encomiendo a la divinidad sin sonar beato.

Mi acercamiento (superficial) a lo árabe

Tengo una barba poblada, una tez morena y unos rizos gruesos. Muchos conocidos me hacen mofa por mi aspecto árabigo y no me molesta. Tal vez sea cierto. Hubo siete siglos de presencia musulmana en la península Ibérica, hasta que la monarquía católica limpió hasta las costas de moros. Cuando escucho o leo algo contra el Islam, se me enerva la sangre como si fuera descendiente del profeta Mohama, aunque no sé mucho del Islam. Es una religión que ignoro bastante. He ido a una misa sufí, y bailé mientras un derviche giraba excitado, por curiosidad antropológica, pero del Corán solo he admirado el arte editorial de su portada.

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El prejuicio, la intolerancia y el odio

Debo aceptar mi desconocimiento del Islam para no caer en los típicos prejuicios antislámicos. Me molesta la hipocresía del mundo occidental, que critica el velo como un atuendo que denigra a la mujer, pero no critica la tortuosa imposición de tacones para las mujeres en algunos centros de trabajo; que cualquier crítica razonable a la política bélica del Estado Israelí la condena de antisemitismo, pero la destrucción de casas de musulmanes en Palestina no es antislamismo.

En Francia, el antislamismo no es algo nuevo e importantes intelectuales franceses lo han practicado. El antropólogo Claude Lévi-Strauss lamentaba que entre Europa y la India se interpusiera el Islam, cultura de la cual no tenía buenos comentarios. La última obra de Michel Houellebecq es una distopia donde Francia se volvió un Estado Islámico. Hay una islamofobia y atentados como los sucedidos contra la revista Charlie Hebdo y ahora contra toda clase de civiles en París, no ayudarán a disminuirla.

A todos nos ha dado tentación de matar a un mal comediante, pero ya sea en México, en Francia o en Palestina, la agresión contra civiles desarmados no puede ser bien vista.

Para evitar la difusión del odio, hay que matizar las responsabilidades. Los terroristas no son todo el Islam. El Islam no es sinónimo de atraso y machismo, como no lo es de «árabe». En una entrevista, este punto tuvo que ser aceptado por Houellebecq: “En el fondo, el Corán es mejor de lo que pensaba, después de releerlo… o más bien de leerlo. La conclusión es que los yihadistas son malos musulmanes». Como los cruzados eran malos cristianos.

Temo que los odios y la violencia se recrudezcan pronto por la intolerancia y los prejuicios, que llevan a todo tipo de fanatismos violentos. No me queda mas que usar mi arabismo favorito de nuestro idioma, como si se tratara de una oración laica: Ojalá haya paz.

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Este Estado ya no sirve, tíralo a la basura

Me contaron sobre una reunión con colectivos culturales que organizó algún asambleísta del Distrito Federal para una ley de promoción cultural. Les leyeron las propuestas a los colectivos, y les pidieron que sugirieran qué se podía agregar. Los representantes de los colectivos aprovecharon para reclamar todas las trabajas que les imponían los funcionarios públicos para realizar su trabajo y los ánimos se subieron. El asesor del asambleísta pidió que comprendieran que el Estado estaba para armonizar y, total, debían tragarse la burocracia estatal. Obviamente, esto encendió los ánimos y la vena anarquista de unos cuantos.

En este Estado armonizador, el calendario electoral guía las decisiones de los políticos. La opinión del ciudadano sólo importa para saber qué recuadro marcará con una cruz y qué argumentos pueden convencerlo de marcar otra. La tragedia sucedida Ayotzinapa lamentablemente ilustra qué tan pérfido puede ser este modelo democrático.

Si confiamos en las versiones hasta ahora proporcionadas de los hechos, el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, pidió que les dieran una lección a los normalistas para impedir que arruinaran el informe de actividades de su esposa, María de los Ángeles Pineda, quien aspiraba a ser alcaldesa. No querían que aquellos muchachos, evidentemente contestatarios y revoltosos, le quitaran el protagonismo para poder ponerse en el lugar de su marido.

Pero la mano se les pasó, finalmente. La ineptitud de las autoridades estatales, que probablemente simpatizaban con el alcalde por los réditos políticos que pudiera proporcionarle para la campaña electoral del año siguiente en Guerrero, contribuyeron a darle el tiempo suficiente al alcalde y a su esposa para escapar y esconderse.

Conforme los detalles más escabrosos salían en los medios, la indignación del público crecía. Este enojo se vio como una oportunidad para los partidos de denostar a sus adversarios. No se podía dejar de señalar que tanto el estado de Guerrero, como el municipio de Iguala, estaban gobernados por el PRD. No se podía dejar de señalar que el Gobierno Federal nunca actuó en Iguala, aunque ya tenían denuncias anteriores contra su alcalde. No se podía obviar que la corrupción en el gobierno había propiciado estos actos. No se podía dejar de acusar a la política del gobierno anterior que promovió la violencia de estos grupos delictivos. Y por supuesto, no se podía dejar de pensar cómo se le podía sacar provecho electoral a la situación.

El PAN lanzó una propuesta anticorrupción. MORENA hace una asamblea de supuesto apoyo a Ayotzinapa, donde después su carismático líder pretende convertirse en un mártir mayor que los 43 desaparecidos. El PRI no ha dejado de señalar que todo sucedió en gobiernos perredistas. Y el PRD… El PRD ha preferido no declarar tras darse cuenta de que  mete más la pata cada que sus líderes hablaban.

En Ayotzinapa fue Estado. Y cuando decimos «fue el Estado», debemos recordar quiénes conforman ese Estado. El Estado no sólo es el nivel federal, también son los gobiernos estatales, los municipales y con su división de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Y cuando decimos que fue el «Estado», es ese Estado con mayúsculas que sirve como herramienta de control de la clase dominante sobre la oprimida. No, no es el Estado «armonizador», ese sólo es un cuento de hadas para que creamos en la necesidad del Estado. No hay partidos político que pueda curarse en salud cuando se señala que fue el Estado, pues conforman el estado o, al menos, pretenden conformarlo.

Si decimos que fue el Estado, entonces la solución no es cambiar al administrador del Estado, sino cambiar el Estado mismo, pues ese Estado ya no sirve. O mejor aún ¿por qué no pensar en tirar de una vez a la basura al Estado?

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El simbolismo como ideología para la resistencia

Nuevamente se declaró en paro la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). La acción se justifica como un acto de solidaridad al Instituto Politécnico Nacional (IPN) y, según tenía entendido, también para Ayotzinapa. Pero no vi nada sobre ello.

¿Cómo ayudará el cierre de la ENAH a la lucha del IPN? La explicación es sencilla: con simbolismo. Todo antropólogo sabe que el simbolismo es efectivo para sanar todo mal de la sociedad. Sólo hay un prerrequisito: que creas que es efectivo.

Aunque el concepto de eficacia simbólica viene de la antropología estructuralista, la plena confianza a este método me parece un mal del pensamiento posmoderno en la teoría social. Se presupone que el simbolismo «lo puede todo».

Con un pensamiento materialista-dialéctico como base, al menos se podría aceptar que cerrando el espacio físico donde se da la reunión y discusión de ideas se trunca en lugar de impulsar el apoyo de una comunidad. Si bien se exhortó a la comunidad a participar en reuniones donde discutirán problemas que existen dentro de la ENAH durante el paro, cabe cuestionarse si cerrar la escuela es una forma de motivar la participación, o si por el contrario, la participación será menor ya que muchos no tienen compromisos que los obligue a asistir.

Si el simbolismo fracasa, es fácil culpar a la actitud apática del «otro» por la ineficacia de nuestras acciones (siempre simbólicas) que realizamos sin considerar las condiciones materiales en las que se llevan acabo; acusar de «fascista» a quien no comparte los modos (pero podría compartir los objetivos).

No digo que una acción simbólica no pueda ser efectiva. Ha habido casos en los que su repercusión ha sido sorprendentemente efectiva. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha realizado varias acciones de este tipo obteniendo una gran respuesta a nivel internacional. Pero su movimiento no se basa únicamente en acciones simbólicas. Hay un trabajo comunitario que está antes y después de manifestaciones públicas.

Este trabajo discreto e invisible puede ser menos mediático, menos simbólico, pero muchas veces más efectivo por ser más real. El trabajo hormiga que representa discutir los problemas locales y globales en pequeños círculos considero que son los que pueden llevar posteriormente a transformaciones importantes.

No sé. Tal vez me equivoco. Pero he visto fracasar tantas veces aquella estrategia que en un pasado he apoyado, que siento que repetirla muestra una falta de imaginación de nuestra  generación y  de nuestra comunidad. La ENAH se ha ido en paro efectivo varias veces como solidaridad simbólica a otros movimientos (que quién sabe si se enteraron de la acción), pero ha hecho paros simbólicos (es decir, paros que no son paros pero en las mentes de quienes lo llevan acabo lo son) cuando se ha tratado de los problemas de la ENAH. Así, se han permitido imposiciones de planes de estudios, de coordinadores, de directores, de proyectos de remodelación innecesarios, etcétera. Mientras, la resistencia ha quedado en discurso y simbolismo. Si fracasa, nunca será por los métodos incuestionables, sino por la apatía o la necedad de los otros, que nunca creyeron en su eficacia.

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Los afromestizos en la tragicomedia mexicana

Publicado en De-Veritas

Es común escuchar un parafraseo a Karl Marx proveniente de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: «La historia se repite, primero como tragedia y después, como comedia.»  Pero en México, como si estuviéramos influidos por aquella concepción circular de algunas culturas prehispánicas en las que el pasado remoto es de la misma naturaleza que el futuro remoto, solemos hacer de nuestra propia historia una tragicomedia. A pesar de la sacralización de la historia patria, no falta quien señale aquel carácter. Pongamos algunos ejemplos: sobre la conquista, La destrucción de todas las cosas de Hugo Hiriart;  sobre la independencia, Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia.

Es por estas fechas que me acuerdo de la novela de Jorge Ibargüengoitia y de la extraña historia del alzamiento armado que inició en el pueblo de Dolores, incitado por el cura Miguel Hidalgo. Ignacio Pérez -y no Ignacio Allende como se suele confundir- avisó a los conspiradores de San Miguel y Dolores, por instrucciones de la apresada Josefa Ortiz de Domínguez, que la conspiración había sido descubierta. La premura provocó que se tuviera que confiar en una masa desorganizada y mal armada, pero eso sí, enardecida por las injurias de siglos. Si Hidalgo logró verdaderamente reunir de unos campanazos a esa masa, es puesto en duda, pero que el Ejército Insurgente contaba con ella al llegar a Guanajuato es indiscutible.

El plan político de Hidalgo al inicio de la campaña también tiene un aire de misterio. Qué dijo para motivar a la población a unirse a su causa es ignorado. Las arengas al final hacen dudar que buscara la independencia de España, pero no hay duda de que buscaba una revolución:

¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!

Octavio Paz, en El laberinto de la soledad, señala acertadamente las diferencias de la insurgencia mexicana frente a la sudamericana. Le parece que las proclamas exigen reformas sociales más que la independencia. Es verdad, Hidalgo abole la esclavitud en Guadalajara, mas no exige la independencia. Quien se plantea primero esto en una proclama es un afromestizo: José María Morelos. Muy probablemente el padre Pinole en la obra de Ibargüengoitia sea una referencia a él, a quien describe como «prieto, grande, con una boca que fruncía para hacer parecer más chica.»

Sin embargo, un par de siglos antes de la gesta independentista la negada raíz negra luchó por la libertad en territorio novohispano con éxito. Gaspar Yanga fundó San Lorenzo de los Negros en 1570, conformado por negros cimarrones, pueblo que hoy en día adopta el nombre de su libertador. Los españoles trataron poner fin a la rebeldía de sus esclavos para que no sirvieran de mal ejemplo  y, fracasando en su intento, tuvieron que aceptar su libertad.

El Ejército Insurgente, tras la muerte de Morelos e Hidalgo, se encontraba desgastado. El virrey Juan Ruiz de Apodaca logró convencer a varios jefes insurgentes de deponer las armas. Sin embargo, el espíritu independentista se mantuvo en la montañas del sur gracias a la tenacidad de Vicente Guerrero, quien conocía mejor que nadie la región. Su piel oscura y sus apretados rizos no ocultaban su herencia afromestiza. No cedió a los ofrecimientos del general realista, Agustín Iturbide, de reconocerle su rango militar y de ofrecerle el gobierno sobre el territorio que controlaba. Sólo aceptó aliarse con él cuando Iturbide estuvo dispuesto a luchar también por la independencia.

En la tragicomedia histórica mexicana, donde los mismos héroes a veces reflejaban posiciones titubeantes y contradictorias, inspiradoras de la picardía de literatos, los afroamericanos han jugado una posición más firme en la búsqueda por la libertad, quizá por aquella memoria consciente o inconsciente de la esclavitud padecida.

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Emitir un juicio ¿Acto de fe?

Publicado en De-Veritas

Tenemos a un joven de 30 años, José Luis Burela López, a quien se le hizo sencillo -como a muchos de nosotros se nos hace- cruzar a media calle, teniendo cerca un puente peatonal. Por otro lado, tenemos a una periodista y funcionaria de Boca del Río, quien por cansancio o ebriedad -no se ha aclarado aún de forma satisfactoria- impactó a este joven, causando que perdiera la vida. Este escenario es por sí mismo complicado para tomar una postura. Hay un muerto y un responsable directo por esta muerte. Hay un atenuante demostrable: el peatón cruzó por donde no debía. Hay un agravante controvertida: el conductor presumiblemente conducía en estado de ebriedad.100822_lafoto_principal

A este escenario,  se le suma un gobernador cuyo mandato se ha caracterizado por la persecución de periodistas. Tan solo en los primeros dos años de mandato, Javier Duarte logró poner a Veracruz como puntero en la ignominiosa competencia por amordazar la libertad de expresión. Incluso se ha culpabilizado a las víctimas por nexos con el narcotráfico, que por su situación de difuntas no han podido defenderse. Tenemos casos, como el de Regina Martínez, en los que parece haber intervención por parte del ejecutivo estatal para encontrar culpables en cualquier persona que esté dispuesta en cargar con el crimen de otra.

Por último, tenemos en México la práctica común entre políticos y ricos de mover sus influencias y recursos para escaparse del férreo, aunque corroído -por no decir «corrompido»- brazo de la ley mexicana. De esta forma, se desaparecen agravantes y se aducen atenuantes que les permite salir tras el pago de una fianza que poco adelgace sus bolsillos.

Todo esto pinta un escenario cuya resolución definitiva pareciera sólo poder provenir de un Deux ex Machina. Sin embargo, no falta quienes desde distintas tribunas señalan, como si hubieran estado presentes en el accidente, la culpabilidad o inocencia de los implicados.

Por ejemplo, tenemos una nota que raya en lo ridículo donde aduce «argumentos» que demuestran la culpabilidad de la conductora, basados en el método tan criticado por Sócrates del «sentido común». Un artículo escrito con demasiadas vísceras para tomarlo en serio.

Maryjose Gamboa no ha negado su culpabilidad en el accidente. El asunto que se discute es qué tan culpable es. Y es aquí donde entran las suspicacias ¿el gobierno municipal de Boca del Río manipuló las pruebas a favor de su funcionaria? ¿el gobierno del estado de Veracruz metió su mano al ver en las fauces del lobo a una periodista que los ha señalado desde hace varios años en su columna y espacio radiofónico? ¿Cuál es la realidad? Parece que tomar una postura termina siendo un acto de fe.

Es entendible que la familia y amigos de José Luis Burela quieran el mayor castigo posible para la responsable de su muerte. Ya Locke señalaba la desventaja, en el estado de naturaleza, que los ofendidos juzgasen a los infractores, pues movidos por la ira o deseo de venganza, se les podría «pasar la mano». Y es por eso que la justicia se imparte por terceros quienes -en teoría- deben juzgar con imparcialidad. Asimismo, es creíble que a Duarte le congratule esta posibilidad de poder cargarle la mano a una de sus críticas, acción acorde a su papel de monarca despótico de Veracruz.

Si Maryjose Gamboa sólo fuera funcionaria en el gobierno municipal controlado por el PAN, o si sólo fuera periodista, quizá sería más sencillo para nosotros decantarnos por alguno de estos dos veredictos, hacernos un juicio simple para nosotros que no somos jueces. Y por eso mismo, me sorprende la facilidad con la que tanta gente juzga el caso, de entrada complicado.

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El debate

Pocas sorpresas para quienes han estado siguiendo la elección hubo en este debate. Enrique Peña Nieto continuó con su discurso sobre los compromisos cumplidos, mientras que Josefina Vázquez Mota fue fiel a la consigna de desmentirlo. López Obrador, por su parte, no dejó de acusar a ese clase política que ostenta un poder fáctico.

Los tres candidatos más vinculados con una posición neoliberal hicieron énfasis, como era de esperarse, a la promoción de la libre competencia. López Obrador, por su parte, defendió un Estado de bienestar. En este sentido AMLO se diferencia de los demás. Sin embargo, estoy lejos de creer que esto podría ser un punto a su favor. Aunque las políticas de Estado de bienestar han sido acusadas de ser socialistas desde las posturas más neoliberales, están muy lejos de constituir esto. El PRI por varios sexenios promovió un Estado de este tipo.

Quadri quizá fue quien mejor suerte tuvo en la contienda. Como él no busca mas que un 2% que permita a su partido mantener el registro, se centró en presentar una imagen diferente a la que han presentado sus contrincantes y hacerse escuchar como hasta ahora no había podido hacerlo. No tuvo miedo de proponer cosas tan atroces como el regreso del CISEN o una Policía Militarizada como la que mantuvo a Chile y España en una dictadura. Mostró también su bonito lado ecologista. De hecho, fue el único que pareció tener propuestas sobre desarrollo sustentable.

En el tema de la corrupción, todos estuvieron de acuerdo. El país apesta a ella. Aprovecharon, de paso, en acusarse sus corruptelas. Creo que en este punto López Obrador salió bien parado. En cuanto le achacaron a Bejarano como parte de sus amigos en Facebook, el reviró con una respuesta sorpresiva «Y a Bejarano agregaría a Ponce». Terminó señalando que ambos están en la cárcel. Regresó la estocada acusando sobre la impunidad existente en colaboradores cercanos a Peña Nieto. Me parece que a Peña Nieto no le dio tiempo para responder.

A cada ataque de JVM a EPN, este respondía «seguro que sus asesores no le informaron bien». Aunque EPN al principio mantenía esa postura de «no voy a dividir», una vez que se creyó lo suficientemente azuzado, fue a la carga contra Josefina. Tenía mucha cola que pisarle, pero Josefina le copió la táctica a Peña Nieto y para cada ataque respondió con una fórmula:»que las acusaciones se presente a las instancias correspondientes». Quadri, por su parte, en cada intervención sólo decía, parafraseándolo: «miren, los políticos como siempre sólo atacándose». Quizá si no atacaron tanto a López Obrador fue, o porque creen que ya hicieron buen trabajo hace seis años, o por falta de tiempo.

Un comentario final sobre la presentación de López Obrador. En lo personal, me pareció tímida. Quizá preocupado por desdibujar esa imagen bélica que le crearon hace seis años, adopta una postura moderada, quizá más calmada que la típica de la socialdemocracia. Lo veo como un jugador de ajedrez que, con mejor posición pero con menos recursos materiales, opta por un juego moderado en lugar de intentar esa jugada audaz que cambie la situación del tablero. ¿Cuál es esa jugada? El tiempo en el reloj electoral se le agota para averiguarlo.

¿Quién ganó el debate? Me parece tonto decidirlo. Yo creo que este 1º de Julio, gane quien gane, todos perderemos.

Joyas del debate:

La edecán de los primeros 5 segundos. Se llama Julia Orayen y ha salido en Playboy.

Las gráficas de Quadri.

‎»Porque esto no se ve en televisión» Y no dejaron ver la foto que presentó López Obrador.

El «No tengo tiempo» de Enrique Peña Nieto.

«Tengo esta imagen» y Peña Nieto la pone fuera de cuadro.

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¿Quién vota?

Seguramente más de uno está decepcionados con el panorama que pinta para el país en las próximas elecciones. Aún cuando uno no crea en el sistema político imperante, es un hecho que quien sea elegido (y su equipo) tendrá el poder de afectar en la vida de millones de personas directa e indirectamente. Pocos se atreven a mencionar a quién prefieren y son más los que optan por repudiar con fuerza al que menos quieren. Esto me hace preguntarme varias cosas, como ¿de quién es la culpa? ¿quiénes son los que han permitido que pillos tomen el control de sectores estratégicos del país? ¿quiénes son los que han dejado que hombres abiertamente corruptos se muevan con impunidad? ¿quiénes son los que han dejado que los derechos más básicos sean pisoteados?

Veo muchos artículos que muestran cómo son los candidatos presidenciales, pero ninguno que me hable sobre cómo es la población mexicana que votará por ellos. ¿Acaso es porque del votante sólo importa que emita su voto? ¿Quién y por qué razón lo emite es algo que no importa?

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