El trabajo que tuve con el maestro Sergio Ricco fue peculiar y probablemente no volveré a tener un trabajo similar. No era sencillo explicar en qué consistía. Cuando quería evitar largas explicaciones, sólo decía que era ayudante de un investigador.
A veces mis interlocutores pedían mayores explicaciones ¿cuál era el proyecto de investigación?, ¿cuál era mi tarea en ese proyecto? ¿dónde trabajaba con él? Si esto sucedía, tomaba aire y me preparaba para tomar un largo turno en la conversación.
El proyecto de investigación que trabajaba con el maestro Sergio Ricco era «El concepto de indio en América». Él se había dado a la tarea de revisar los textos que produjo el Instituto Indigenista Interamericano (III), una organización internacional que operaba como consultora de los gobiernos americanos con población indígena. El indigenismo mexicano tuvo uno de sus primeros bastiones en este Instituto. De hecho, fue Manuel Gamio, el mal llamado padre del indigenismo mexicano, el primer director en funciones del III, puesto que ocupó desde 1941 hasta su muerte, en 1960.
El III tuvo dos publicaciones periódicas: América Indígena, revista que se editó por más de cincuenta años de manera ininterrumpida, y el Boletín Indigenista Interamericano, que luego pasó a llamarse Anuario Indigenista. Cuando empecé a trabajar con el maestro Sergio Ricco, le faltaban por revisar unos pocos números de la revista y revisar todas sus anotaciones que había estado haciendo sobre el tema.
En este punto, mi ayuda era necesaria. Sergio tuvo un accidente que le lastimó con severidad la pierna y la vista. Por este motivo, su movilidad era reducida y su visión débil. Él no podía leer los textos que necesitaba consultar para su proyecto de investigación. Yo, como otros ayudantes que me precedieron, tenía que leerle cada texto en voz alta y tomar nota de sus observaciones y resúmenes.
A grandes rasgos, mi trabajo era ser un lector. Hoy en día, especificamos cuando una lectura es en voz alta pero anteriormente la lectura era, por definición, en voz alta. Solo unos cuantos doctos eran capaces de leer en silencio. Muchos han referido, como Margit Frenk Freund*, los comentarios de San Agustín sobre San Ambrosio, quien era capaz de consultar los libros sin mover los labios. Sin embargo, la lectura en voz alta es una actividad cada vez más atípica. Por ese motivo, me sentía orgulloso de ser parte de la última generación de un gremio cada vez menos común.
En su ensayo sobre la bicicleta, Julio Torri comentaba sobre los intentos de hacer colectivo el ciclismo y los calificaba de fútiles, como han sido los intentos de compartir la lectura. La realidad es distinta. La lectura ha sido, la mayor parte de la historia humana, una actividad colectiva y compartida. Sin embargo, en nuestro mundo contemporáneo esas oportunidades de compartir la lectura en el momento mismo en que se realiza son cada vez menos comunes. El trabajo con Sergio Ricco volvió parte de mi rutina una rareza.
Las lecturas incitaban a la conversación. En ocasiones él me detenía para comentarme alguna anécdota que recordaba por el texto, o en ocasiones, yo me detenía para preguntarle su opinión sobre algún argumento que me parecía controversial. Algunas de esas conversaciones se volvieron destellos un tanto hilarante que fui juntando bajo el hashtag #ConversacionesConRicco tanto en google plus como en twitter. Para terminar esta entrada, dejo la colección de estas conversaciones.
- Y este Putin es ahora un neoliberal, pero autoritario. Bueno, pero ¿qué neoliberal no es autoritario?
- ¿De quién hubieras preferido ser novio, de Monsi o de Foucault?
- -Una gente pendeja.
-¡Cuadrada!
-Bueno, no me vas a decir que una persona cuadrada es especialmente brillante. - -En Veracruz, soy bajo.
-Aquí también. - Pues si el gobierno habla mal de él, debe ser muy buena onda. [Sobre Mireles]
- Y se juntaba [Margarita Nolasco] con los pandilleros de la antropología, como Warman y otros que eran como los que te golpearon.
- -Según es socialista [Hollande].
-Es socialdemócrata. A la social democracia siempre hay que tenerle desconfianza. - ¡Todos los bosques que se van al caño! [sobre el Papel Higiénico]
- -¿Dónde es el CCU?
-Donde está la Sala Nezahualcóyotl.
-Eres muy proprio. Yo le digo «Cultisur». - -Desde el inicio del sexenio dicen que anda mal de salud.
-Pues la tiroides, que tiene que ver con la estupidez.
[Sobre la salud de Peña Nieto] - -¿Qué hay en las noticias del conflicto…?
-¿Qué conflicto?
-No sé, el país siempre tiene un conflicto ¿no? - -Cuando una cultura influye en la comida, ya te chingaste.
-Llega directo al corazón.
-Pues sí.
[Sobre los intercambios culturales en la gastronomía entre Europa y Medio Oriente] - Pero él ya mataba perredistas desde antes de pertenecer al PRD ¿no? [sobre Zeferino Torreblanca, ex gobernador de Guerrero]
- -«Para construir una Bolivia más justa necesitamos un golpe de timón de fondo…»
-¿De timón? Si no tienen barcos…
[Leíamos la introducción a la nueva Constitución Política de Bolivia, de Evo Morales] - -El ruso no es difícil.
-Me habían dicho lo contrario.
-Es fácil de pronunciar.
-¿Usted dónde aprendió?
-No, yo no sé. - -Vírgenes de Guadalupe chinas… ¡Hasta cohetes chinos ya venden!
-Bueno, eso no es raro, Maestro.
[Sobre la introducción de los chinos al mercado nacional]
*Margit Frenk Freund tiene una interesante conferencia sobre la lectura en voz alta antes del siglo XX en la cultura occidental, con audios disponibles en descarga.cultura.unam.mx.