Alice Rahon se volvió poeta cuando entró al círculo surrealista en Francia, integrada por Roland Penrose. Quizá ese fue un factor decisivo para su vida, y quién sabe si de otra manera hubiera deseado llegar a México, país que para André Breton era el más surrealista de todos.
Llegó a la surrealista nación como poeta acompañada por la fotógrafa Eva Sulzer y el pintor Wolfgang Paalen, de quien estaba casada. Quizá Rahon se ve imposibilitada de aprehender en poesía todas las impresiones de las posrevolucionaria nación, de ahí que achaque a los colores del país su paso de poeta a pintora.
En México, tiene como amistades a Frida Kahlo, Remedios Varo, Leonora Carrington y demás surrealistas que encontraron en este país material para su trabajo, como ella.
Su obra se presenta ahora en el Museo de Arte Moderno, que últimamente ha tenido como línea una revisión del surrealismo en México.
No todos sus cuadros me gustaron, pero otros eran del tipo de pintura que me agrada demasiado, que le da prioridad al color sobre la forma. Al menos, me gusta más que una pintura deje material para la imaginación, mientras se expresa en una atractiva gama cromática.
Mientras paseaba en el museo, pensé que la pintura es un arte un poco ingrato, en el sentido que requiere mucho tiempo para su elaboración y su contemplación apenas dura instantes.
No pude encontrar algunos de los cuadros que más me gustaron, pero espero que esta sea una selección respetable.