Murió Manolito, hijo de una hermana de mi abuelo. Tenía un padecimiento por el cual podemos decir que «vivió mucho» a pesar de no haber vivido más de medio siglo. Pensé en el mensaje que me dejó mi primo, informándome de ello. Pensé en mi abuela, que tras verla por última vez, me dio la impresión que se había resignado a vivir el tiempo que tuviera, el cuál podrían ser varios años más. «Aunque podría irse también en estas fechas» pensé, pues en ocasiones parece que la gente que te importa tiene temporadas en la que se va.
De este año, planeaba festejar los cien años de Ernesto Sabato. Hace poco leí la respuesta que dió Borges cuando le comentó una señora sobre la edad en que su madre se había ido de este mundo: «Pobre Leonorcita, morirse tan poquito antes de cumplir los 100 años. Si hubiera esperado un poquito más…». Borges responde: «Veo, señora, que es usted devota del sistema decimal». Así que no lamentaré su partida por no poder festejar ese centenario. Lo que lamentaré de su partida es que se va con mi fantasía de visitar Santos Lugares para tener un encuentro frente a frente con aquel hombre que me impactó en todo momento con su prosa y su manera de vivir.
No dejaré aquí alguna frase de él. Para eso…ahí está su obra.
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