Archivo mensual: julio 2014

¿Es el Chomsky que es lingüista feliz?

Publicado en De-Veritas

Gracias al Festival Ambulante, junto con Animasivo Foro de Animación Contemporánea de la Ciudad de México 2014, se estrenó en nuestro país el día de ayer en el Centro Cultural Digital el documental Is the Man Who Is Tall Happy?: An Animated Conversation With Noam Chomsky (2013), dirigida y animada por Michel Gondry.

Para la mayoría de las personas, el nombre de Noam Chomsky está asociado con el analista político crítico del imperialismo y defensor de los desposeídos. Aunque muchos saben que es lingüista por formación, ignoran de qué versa su trabajo en la disciplina, situación nada rara. A diferencia de sus escritos políticos, el trabajo académico de Chomsky es denso y cuesta comprenderlo cabalmente. Incluso para los mismos lingüistas, no resulta sencillo asimilarlo en un primer acercamiento.

Si bien la fama de Noam Chomsky se debe en gran medida a sus artículos críticos al capitalismo global y a la política exterior norteamericana, el documental se centra en la parte de su pensamiento que seguramente le otorgará su lugar en la Historia de las Ideas: el filosófico y el lingüístico.

El filme en momentos es biográfico y en momentos de divulgación de la Ciencia Cognitiva, la que ha ayudado a impulsar el investigador del MIT (Massachusets Institute of Technology). El activista político no está ausente, es parte de su personalidad y Gondry no lo ha ocultado. Pero la revolución que Chomsky llevó acabo se encuentra en la Ciencias del Lenguaje y son estos intereses los que el director prefiere retratar.

Gondry con su animación y Chomsky con su voz emocionada ­­­-aunque ya cansada­- logran contagiar el interés por la historia de la ciencia, por los problemas epistemológicos y por los temas del lenguaje. El largometraje es en momentos pesado, pero Michel Gondry sabe cuándo pausar, resumiendo la idea o intercalando las anécdotas personales de Chomsky.

El documental se volverá a proyectar, dentro del mismo festival, en la Universidad de la Comunicación este domingo 27 de julio a las 17 horas.

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El escritor ciclista

a3e80dePublicado en De-Veritas y Cletofilia

Cuando pedaleo, como cuando escribo, suelo recordar a Julio Torri (1889-1970) , autor al que le admiro tanto su obra como su personalidad al punto de que en ocasiones lamento la relativa marginalidad en que se encuentran sus textos.

El escritor saltillense prefería lo breve y conciso, tanto en sus ensayos como en sus lecturas. De ahí que fuera de los primeros admiradores y apologistas de Carlos Díaz Dufoo Jr (1888-1932), a quien quizá no se le recordaría sino fuera por él. Y es esta filia por lo breve uno de los aspectos a los que suelen referirse sus pupilos y admiradores sobre su personalidad. Otro aspecto que suelen recordar es su afición por la bicicleta.

Creo que su afición ciclista se relaciona con este amor por lo mínimo. En el ensayo La bicicleta, Torri define el perfil del ciclista, los peligros a los que se enfrenta, los cuidados que debe dar le a su compañera y las ventajas de la bicicleta como transporte. Todo expuesto en tan solo una cuartilla. Es lo único que escribe en su obra sobre ella y en ese ensayo deja en claro cómo es la relación del velocípedo con su persona. Marco Glantz y Alfonso Padilla, al recordar al Torri “aprendiz de suicida”, no pueden evitar citar el ensayo casi íntegro.

Pero Torri no era un ciclista profesional, era un ciclista urbano. Cabe destacarlo, porque en ese breve escrito deja testimonio de la transformación que sufre la ciudad de México:

Desde que se han multiplicado los automóviles por nuestras calles, he perdido la admiración con que veía antes a los toreros y la he reservado para los aficionados a la bicicleta.

Aquel fragmento me hace siempre preguntarme si Torri fue fiel a la bicicleta hasta sus últimos días, y si la admiración a la que se refiere la guarda también para sí mismo, o si se vio derrotado por la cara irracional de la modernidad. Y ya imaginando, me pregunto qué diría Torri de la ciudad hoy en día, y si acompañaría a los grupos de ciclistas que salen a pedalear juntos, pues para él

Todos los intentos para compartirlo con otros han sido frustráneos. Lo exclusivo de su disfrute la hace apreciable a los egoístas.

Para mí, ese ensayo es un manifiesto que guardo en la memoria cada que pedaleo. Aunque ha sido varias veces comentado por otros -en proporción con las veces que se habla de Torri- ha faltado el comentario de los ciclistas, que bien pueden volverlo icono del gremio.

Me pregunto qué tanto de lo que escribió fue pensado en sus recorridos urbanos, pues sentirse “como suspendido en el aire”, permite ponerse a volar la imaginación.

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Emitir un juicio ¿Acto de fe?

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Tenemos a un joven de 30 años, José Luis Burela López, a quien se le hizo sencillo -como a muchos de nosotros se nos hace- cruzar a media calle, teniendo cerca un puente peatonal. Por otro lado, tenemos a una periodista y funcionaria de Boca del Río, quien por cansancio o ebriedad -no se ha aclarado aún de forma satisfactoria- impactó a este joven, causando que perdiera la vida. Este escenario es por sí mismo complicado para tomar una postura. Hay un muerto y un responsable directo por esta muerte. Hay un atenuante demostrable: el peatón cruzó por donde no debía. Hay un agravante controvertida: el conductor presumiblemente conducía en estado de ebriedad.100822_lafoto_principal

A este escenario,  se le suma un gobernador cuyo mandato se ha caracterizado por la persecución de periodistas. Tan solo en los primeros dos años de mandato, Javier Duarte logró poner a Veracruz como puntero en la ignominiosa competencia por amordazar la libertad de expresión. Incluso se ha culpabilizado a las víctimas por nexos con el narcotráfico, que por su situación de difuntas no han podido defenderse. Tenemos casos, como el de Regina Martínez, en los que parece haber intervención por parte del ejecutivo estatal para encontrar culpables en cualquier persona que esté dispuesta en cargar con el crimen de otra.

Por último, tenemos en México la práctica común entre políticos y ricos de mover sus influencias y recursos para escaparse del férreo, aunque corroído -por no decir «corrompido»- brazo de la ley mexicana. De esta forma, se desaparecen agravantes y se aducen atenuantes que les permite salir tras el pago de una fianza que poco adelgace sus bolsillos.

Todo esto pinta un escenario cuya resolución definitiva pareciera sólo poder provenir de un Deux ex Machina. Sin embargo, no falta quienes desde distintas tribunas señalan, como si hubieran estado presentes en el accidente, la culpabilidad o inocencia de los implicados.

Por ejemplo, tenemos una nota que raya en lo ridículo donde aduce «argumentos» que demuestran la culpabilidad de la conductora, basados en el método tan criticado por Sócrates del «sentido común». Un artículo escrito con demasiadas vísceras para tomarlo en serio.

Maryjose Gamboa no ha negado su culpabilidad en el accidente. El asunto que se discute es qué tan culpable es. Y es aquí donde entran las suspicacias ¿el gobierno municipal de Boca del Río manipuló las pruebas a favor de su funcionaria? ¿el gobierno del estado de Veracruz metió su mano al ver en las fauces del lobo a una periodista que los ha señalado desde hace varios años en su columna y espacio radiofónico? ¿Cuál es la realidad? Parece que tomar una postura termina siendo un acto de fe.

Es entendible que la familia y amigos de José Luis Burela quieran el mayor castigo posible para la responsable de su muerte. Ya Locke señalaba la desventaja, en el estado de naturaleza, que los ofendidos juzgasen a los infractores, pues movidos por la ira o deseo de venganza, se les podría «pasar la mano». Y es por eso que la justicia se imparte por terceros quienes -en teoría- deben juzgar con imparcialidad. Asimismo, es creíble que a Duarte le congratule esta posibilidad de poder cargarle la mano a una de sus críticas, acción acorde a su papel de monarca despótico de Veracruz.

Si Maryjose Gamboa sólo fuera funcionaria en el gobierno municipal controlado por el PAN, o si sólo fuera periodista, quizá sería más sencillo para nosotros decantarnos por alguno de estos dos veredictos, hacernos un juicio simple para nosotros que no somos jueces. Y por eso mismo, me sorprende la facilidad con la que tanta gente juzga el caso, de entrada complicado.

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