Archivo mensual: abril 2009

Control y simulacro

La población capitalina se ha comportado ejemplarmente. Sólo algunos insensatos o despistados no llevan su cubrebocas, la gente se queda tranquila en su casa. Hasta los delitos se han reducido. Algunas autoridades extranjeras han felicitado al país por comportarse como responsables ciudadanos del mundo.

No es raro, Michel Foucault, en Vigilar y Castigar ya había señalado que «la peste como forma a la vez real e imaginaria del desorden tiene por correlato médico y político la disciplina». La ciudad en cuarentena es una forma del fortalecimiento de la disciplina a través del espacio. Con esto no quiero decir que el virus es un invento para controlar a la gente, sólo señalar que la forma en que se ha manejado ha sido tal que ha permitido un control efectivo sobre la población.

Por otra parte, las cifras utilizadas son engañosas. No engañosas en el sentido que nos mienten, sino que no están comparadas con otras cifras. ¿Alguien sabe cuántas personas mueren por enfermedades respiratorias en el país? En 1993, la tasa de mortalidad por neumonía e influenza fue de 21 por cada 100 mil habitantes. Hubo 18 608 muertes, siendo la octava causa de muerte en el país, más habitual que los homicidios. En 1999 la tasa de mortalidad fue 43 por 100 mil habitantes y en el 2000 de 184 por cada 100 mil habitantes. En el 2005 sumó 12,927 defunciones, siendo la novena causa de muerte en el país. No he podido consultar los años 2006 y 2007 porque la página del inegi se encuentra en mantenimiento, pero al final de este artículo pueden revisar las fuentes.

Quiero señalar con ello que las muertes por enfermedades respiratorias en nuestro país, desafortunadamente, no son raras. De hecho, una de las preguntas en una de las tantas conferencias de prensa en las que ha estado el secretario de salud fue por qué la mortalidad del virus en México era mayor que en los demás países en los que ya se encontraba. El secretario no respondió con toda la verdad, pues la verdad es que México no es capaz de darle un servicio de salud efectivo a la población y, a pesar de los esfuerzos que se han hecho para cambiar ese asunto, la población no toma todas las medidas preventivas necesarias para  evitar enfermedades respiratorias, o simplemente no puede hacerlo por falta de recursos.

Además, quiero poner en evidencia que las cifras han sido manejadas irresponsablemente, en el sentido que no han sido contrastadas con otros números. No creo que sea por negligencia de los secretarios, sino como parte de una táctica para crear un simulacro. Soltar cifras sin un análisis previo refuerzan la idea de que nos encontramos ante un peligro real del cual las autoridades nos están protegiendo. Y se lucen a todas horas en los medios para demostrar que están haciendo lo necesario y más para contener la terrible amenaza. ¿Alguien duda que sea un peligro real? ¡Sólo vean cómo crecen los números!

Aquí entra Jean Baudrillard. Entendemos simular como fingir lo que no se tiene, en oposición a disimular, que finge que no se tiene lo que se tiene. Lo que se simula es una amenaza ¿alguien duda que la amenaza es real? Sí, es posible que sean muchos los que  duden, pero no importa, porque probablemente pensaran «entre que es real y no es real, mejor me protejo y agradezco a quien me protege». Esta amenaza simulada crea necesidades: necesitamos cubrebocas, antivirales, vacunas… pero estas no es la verdadera necesidad que se quiere crear, al menos no creo eso. La necesidad que se está creando es la necesidad de la autoridad: necesitamos al ejército, que nos reparte cubrebocas; necesitamos al secretario de salud, que nos consigue antivirales; necesitamos al presidente, que aprueba el presupuesto para la compra de vacunas.

Por último, señalo que el manejo de la información corresponde a lo que Naomi Klein llama «doctrina del shock«, que es la «panacea táctica del capitalismo contemporáneo». Esta doctrina forma parte del capitalismo del desastre: «ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas oportunidades de mercado». Esta lógica sigue la premisa de Milton Friedman que «sólo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero» y quien pensaba que la función básica de los tecnócratas es «desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable» (citado en Klein, 2007). En otras palabras, se espera que la población se encuentre «en shock» por alguna situación crítica, aunque sea esta crisis sólo una percepción, y se aprueban reformas impopulares ¿la prueba? El mismo día que se declaró el estado de alerta, se aprobaron las leyes que permiten a la PFP violar las garantías individuales de los ciudadanos.

El virus es real y hay que protegerse de él como hay que protegerse de todo virus. El hecho que sea una nueva variante descubierta hace necesario tomar precauciones, pues se cree que en algún momento aparecerá un virus que acabe con el 70% de la humanidad. Pero este virus se ha comportado bien, no será este virus el que acabe con nosotros. No debemos distraernos con ello, ni dejar que poderes extraños a nosotros nos acaben.

Fuentes:

Baudrillard, Jean, Cultura y Simulacro, Kairós, Barcelona, 1993.
Foucault, Michel, Vigilar y Castigar,  Siglo XXI, México 2004 p.201
INEGI, Principales causas de mortalidad por residencia habitual, grupos de edad y sexo del fallecido (http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/espanol/proyectos/continuas/vitales/BD/tabulados/ConsultaMortalidad.asp)

Klein, Naomi, La doctrina del shock, Paidós, Barcelona, 2007. pp.26-27

Salud Pública de México, Principales resultados de la estadística sobre mortalidad en México, 1993 (http://www.insp.mx/rsp/_files/File/1995/no.%202/principales%20resultados%20de%20la%20estadistica.pdf)
Organización Panamericana de la Salud, RESUMEN DEL ANÁLISIS DE SITUACIÓN Y TENDENCIAS DE SALUD (http://www.paho.org/Spanish/DD/AIS/cp_484.htm)

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EE.UU. llevando la peste al mundo

El primer caso de influeza se dió en Estados Unidos, en Kansas. Está se exportó a Europa y se conoció como la «gripe española», pero en realidad fue porque sólo en España las noticias hablaron de ella, mientras el resto de Europa jugaba al risk. Se cree que causó más muertes que la misma guerra.

Otro brote inició en EE.UU. en 1988, en Wisconsin.

El actual brote coincide con la visita de Obama a México. De hecho, días después que Obama recorriera el Museo Nacional de Antropología, murió su director, Felipe Solís. Aunque la noticia que se publicó inmediatamente después de su muerte decía que fue por un paro cardiaco, otras agencias de noticias dicen que fue por un cuadro similar al de influenza.

También hay epidemia de dengue en Argentina. Y según leo en los comentarios de un post en xanga, esta surgió después de la visita de Obama a ese país.

Entretenida coincidencia que motiva a echarle la culpa a los gringos por las desgracias latinoamericanas.

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Recuento (tercera parte)

Viernes, 10 de abril

El evento cívico comenzó media hora más tarde de lo que me había dicho Luis X. (su apellido en verdad empieza con X), lo que no me importó, pues yo llegué media hora tarde. Se me pasó el camión de las sieta de la mañana y pude comprobar que los intervalos de tiempo son de media hora.

La conversación con el director de atención de la etnia totonaca fue algo breve. Me contó sobre otras personas que han llegado a hacer trabajo de campo. Unos gringos llegaron hacía aproximadamente un año. Llamaron en la noche a Luis X, para pedirle que los llevara a una escuela bilingüe de español-totonaco, y que los niños vistieran la ropa tradicional de la zona. El director mostraba la sorpresa que le causó que estas personas estuvieran tan bien programadas y que cumplían sus horarios al momento y se sentía orgulloso por haberlos ayudado. Por mi parte, ocultaba la sorpresa que me causaba ese estilo de hacer «trabajo de campo», que bien pudo escandalizar a Malinowski. Mas la forma en que yo llevaba el trabajo tampoco era motivo para que él se enorgulleciera.

Tenía entendido que Luis X tenía como lengua materna el totonaco, pero me sentía un poco inseguro de tomarlo como informante. Traté de recordar si en los manuales de lingüística recomendaban no utilizar informantes alfabetizados, con estudios universitarios, puestos administrativos o algo que descartara al director de atención a la etnia totonaca, pero no pude recordar alguna restricción de ese tipo. Mas me incomodaba la falta de naturalidad con la que él proponía llevar acabo la elicitación. Primero quería leer el cuestionario antes de grabarlo, para que estudiara él bien las frases y pudiera decirlas todas correctamente. A pesar de todo, fue útil al señalar algunos defectos del propio trabajo.

Quedamos en que el día de mañana se haría la grabación. Terminamos de hablar cerca de las nueve y media y al salir me preguntaba «ahora qué hago». No podía irme desde esa hora a El Tajín para acampar, así que merodeé por la plaza un rato, viendo desde lejos los festejos católicos por ser Viernes Santo.


Joven con el traje característico de la danza de «moros y cristianos».

En la plaza estaban algunos jóvenes que no parecían pasar de la mayoría de edad bailando la danza que me parece que se conoce como «moros y cristianos», que es también caractarística de Papantla. Creí que su presencia se debía al motivo religioso, pero después no estuve tan seguro y pensé que pudiera ser otra de las cosas que hacen cotidianamente y que les resulta redituable en dinero por ser «tradicional».


Procesión

Vi parte de la procesión. Lo que más me llamó la atención fueron las máscaras que usan algunos personajes, que van arrastrando cadenas, aunque no pude fotografiarlos a ellos. Durante la semana que estuve, vi a unos hombres vestidos de romanos que pedían dinero en las calles sin decir nada, sólo soplando un silbato, después entendí que eran parte del elenco via cruxis. Me imagino que la población ya sabía para qué estaban ahí pidiendo dinero.

Salí a El Tajín cerca de las tres y aproveché para volver a recorrer la zona arqueológica. La segunda visita me pareció más impresionante que la primera. ¿Por qué? No sé, creo que ya había digerido toda la información sobre ella y ahora la veía como lo que era: una necrópolis. Los edificios me parecieron más grandes y pude imaginarme mejor cómo habrán visto a su ciudad sus antiguos pobladores, y cómo habrán continuado los rituales la gente aledaña a la zona, cuando esta se abandonó y se utilizó únicamente como espacio ritual. Traté de no pensar que ahora se utiliza como puro espectáculo y que en ese espectáculo se ha privado a los propios pobladores continuar con la tradición ceremonial. Finalmente, dejan más dinero las tradiciones muertas y simuladas que las vivas y sinceras.


Pirámide de los nichos

Busqué al guía turístico con el que hablé en la primera ocasión y obtuve mi primera elicitación de datos, aunque en las condiciones menos favorables.

Fue hasta ese día en que me detuve a ver a los voladores. Ellos también son parte ya de la lógica del espectáculo que trae dinero. El ritual original incluye una ceremonia para cortar el palo y se obliga a los voladores a no tener relaciones sexuales días antes de la ceremonia, para evitar desgracias en ella. Las mujeres no podían tocar el palo. Ignoro si la fiesta tradicional se sigue llevando acabo, pues no era época en la que esa se realiza, pero para que los turistas puedan disfrutar de los voladores sin tener que llegar en la fecha exacta, hay una palo de acero en los que ellos caen cada media hora, cobrando sólo diez pesos por persona.

Voladores antes de tirarse

La última noche no dormí tan bien en la tienda de campaña. Hubo muchos truenos, lo que no resulta raro si consideramos que Tajín significa «La ciudad del trueno». Los truenos no me asustaban, sino la energía estática que pudiera generar en mi tienda de campaña y provocara que me partiera un rayo.

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Recuento (segunda parte)

 Jueves 9 de abril

Me levanté muy temprano para llegar a las ocho al Palacio Municipal. No sabía cada cuanto pasaban los camiones, así como cuanto tardaban en llegar de El Tajin a Papantla, si el congestionamiento vial era un fenómeno existente en esta parte del Estado, o algún otro tipo de inconveniente. Por eso, aunque la cita era a las ocho, al cuarto para las siete estaba en la parada del autobús. El camión tardó quince minutos en pasar y tres cuartos de hora en llegar a la ciudad.

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No quería exagerar en puntualidad, así que esperé en la plaza a que dieran las ocho. Siendo las ocho en punto entré al Palacio Municipal donde esperé al director en cuestión. Él llegó hasta las ocho y media, apurado pues salía nuevamente en comisión. Le tuve que recordar que su secretaria me había hecho cita el día anterior. Él me citó para el mismo día a las dos de la tarde. No repliqué, pues me faltaba concluir aún el cuestionario y tendría más tiempo para hacerlo.

Disfruté entonces la mañana en la plaza. No es que sea un lugar muy entretenido, pero es suficiente para un espíritu contemplativo.  Desayuné por el área y después estuve viendo a los danzantes. Qué tan verdaderamente tradicionales sean es algo que puede ponerse en duda, pues es difícil de creer que en otras épocas bailaran en las plazas por una moneda. Siempre me han parecido ese tipo de bailarines un poco desapasionados, como si sólo hicieran movimientos mecánicos con la única motivación de la recompensa que recibirán no por hacerlo bien o mal, sino por ser tradicionales.

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Establecí que ellos son a Papantla lo que los concheros son al Distrito Federal.

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Después de un rato, y cuando el calor amenazaba con deshidratarme, busqué un café de aquellos que no sirven café para terminar el cuestionario y pasarlo a computadora. Escribí 121 oraciones que consideré que me darían una muestra representativa del fenómeno en cuestión. Sorprendido por lo rápido que pasaba el tiempo en una pequeña ciudad, me fijé que cuando terminé todo ya eran cuarto para los dos.

Con la misma idea que pudiera ser muy impertinente llegar muy temprano, además considerando que existía la posibilidad que el director todavía no regresara del trabajo en comunidad, me senté nuevamente a esperar, hasta que dieron las dos en punto. En la dirección no había nadie, ni la secretaria, quien me imagino que se tomó el día libre, pues era ese su derecho al ser jueves santo un día de asueto oficial.

Esperé cerca de una hora frente al Palacio, pero no vi al director pasar en ningún momento. Creyendo que se me pudo escapar en algún momento de mi vigilancia, fui otra vez a la dirección que permanecía cerrada. Pregunté en el Palacio sobre el profesor en cuestión, y me dijeron que ya se había ido. Tras  exponer mi situación, me dirigieron hacia la sindicatura única, donde hablo con…pues yo creo que era el síndico. Él me consiguió el número de celular del director y le marcó desde su oficina. Me volvió a citar para el día siguiente temprano, después del acto cívico que se realizaría el viernes.

Ya era tarde, pero no lo suficiente como para regresar a El Tajín. Quería regresar allá tan tarde y cansado que sólo montara mi tienda y quedará dormido por completo. Así que busqué el museo de la ciudad. Llegué justo en el intervalo de hora que estaba cerrado y sería reabierto en media hora después. Me dirigí, para perder el tiempo, a la casa de la cultura que estaba de vacaciones. Una lástima, pues se veía de fuera que era un agradable sitio.

El museo de la ciudad ya no era más el museo de la ciudad, sino el museo Teodoro Cano. Este personaje de Papantla se ha dedicado a decorar la ciudad y sus alrededores, por lo que establecí que Teodoro Cano es a Papantlo lo que Gaudí a Barcelona.

El museo es pequeño, aunque bien distribuido. Se centra en la cultura Totonaca teniendo algunas réplicas de esculturas prehispánicas realizadas por alumnos de Teodoro Cano, figuras prehispánicas encontradas en los alrededores, pinturas de Teodoro Cano y esculturas de originales de sus alumnos, así como pinturas de ellos. La parte más interesante para mí fueron fotografías de Papantla de inicio del siglo, mostrando cómo se secaba en las calles de la ciudad la vainilla, lo que le ganó el título de «la ciudad que perfuma el mundo».

 

Réplica de figura de Diosa Totonaca. Intento recordar que diosa era, pero no lo logro.

Esta pintura de Teodoro Cano donde representa aspectos de la cultura totonaca fue de los que más me gustó. El cuadro es más grande, no pude tomarle a todo. De lado izquierdo, podrán notar un hombre besándose con una mujer, ambose desnudos. Arriba del hombre hay unas hojas, como la copa de un árbol y la mujer tiene como una enredadera en el cuerpo. Esta parte del cuadro resalta el mito de la vainilla.  Se dice que dos amantes fueron condenados a muerte, pues la gente creía que la mujer ya había perdido su pureza. Donde vertieron su sangre, la tierra se volvió negra y la gente lo interpretó como prueba de su falta. Ahí mismo, empezó a crecer un árbol y una pequeña flor con un agradable olor (la flor de la vainilla). En totonaco, vainilla y flor se dicen igual: xanath.

La imagen en el perfil es la escultura de uno de los alumnos de Teodoro Cano, como fondo, está otra parte de la pintura.

Regresé al Tajín. Pasé primero al restaurán al que fui la vez pasada, esperaba que el dueño me recordara y me ayudara en mi primera elicitación de datos. Sin embargo, el restaurán estaba lleno y el señor bastante ocupado como para acordarse de mí. Tomé agua de horchata con leche y vainilla (podría volverme adicto a ella) y cené un poco, después fui a montar la tienda. En esta ocasión, para mi suerte, no me cobraron nada. Esperaba que la cuota del día anterior era una cuota única por todo los días que necesitara estar.

El interior de mi tienda de campaña, tomada en completa oscuridad con un lente no completamente abierto…porque no me fijé.

 

Yo, en el tercer día. Planeaba tener una foto de mí por día, para observar alguna extraña transformación, pero la pila empezó a agotarse y creí que no era momento para gastar en idioteces.

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Recuento (Primera Parte)

 

Martes 7 de abril:

Salí del puerto de Veracruz a Papantla. El objetivo era realizar elicitación de datos lingüísticos de los predicados no verbales en el totonaco, pero iba más que  mal preparado. El cuestionario para el trabajo no estaba terminado, la carta de presentación la había olvidado y sólo tenía una vaga idea de cómo encontrar a algún hablante de lengua totonaca.

Prueba

Yo, en el primer día, flojeando en el hotel.

Acampar, según información turística, me costaría setenta pesos en un parque temático de la zona. El precio eran setenta pesos más de lo que pensaba gastar en hospedaje y cuartenta pesos más de lo que había pagado antes por pedir permiso para poner una tienda de campaña. Como necesitaría estar en la ciudad en la mañana para revisar el correo, pues esperaba que Germán me enviara la carta de presentación. Así que opté por buscar el hotel más barato que encontré.

La mayor parte de ese día dormí, preparé el cuestionario y en la noche fui a conocer un poco el centro. Papantla es una ciudad tranquila y bonita.

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Kiosco del centro de Papantla. Está decorado en el techo por un mural de Teodoro Cano.

Miércoles, 8 de abril.

Germán no envió la carta aún, pero pude saber que existe una dirección en la organización municipal de Papantla que se centra en la etnia totonaca y parte de sus funciones es dar información a gente que esté haciendo investigaciones sobre la cultura y la lengua totonaca. De esto, se desprendieron dos ideas: 1) Debía dirigirme ahí para tener éxito. 2) Cuando te dicen «investiga todo lo posible sobre lo que se ha hecho de tu tema de investigación» todo significa todo, e incluye revisar la página web del municipio en donde realizarás el trabajo.

En la direccion de atención a la etnia totonaca me dieron cita para el día siguiente con el director, que en esos momentos no se encontraba pues estaba en comisión por las comunidades del municipio. La secretaria del director me indicó cómo llegar al Tajín, donde acamparía. Me levanté ese día tarde y, por lo tanto, ya era para mí tarde.

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Yo en el segundo día. Atrás de mí, la pirámide de los nichos. Tiene 365 nichos. En la época prehispánica estaba pintada de rojo, con los nichos coloreados en negro.

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Una cancha de juego de pelota. Esto es parte de lo que caracteriza a El Tajín, que es una ciudad antigua con 17 juegos de pelota descubieros. A derecha se encuentra una restauradora, componiendo el daño que causó un niño que pensó que era divertido subirse sobre la cabeza de un Quetzalcoatl coronado. Las canchas están adornadas en las esquinas por imágenes alusivas al juego de pelota y las deidades, así como los rituales.

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Esta pirámide se encuentra en la plaza del mercado, o en palabras más prehispánicas, el tianguis. Sobre los edificios que rodean dicha plaza no conseguí que me dieran mucha información… si es que ninguna puede entrar en poca información.

Entablé conversación con uno de los guías turísticos. Su lengua materna es el totonaco, por lo que me podría servir para el trabajo. Resultó un buen informante, al menos en algunos aspectos.

No tenía mucha hambre, pero estaba más que sediento. Tomé el agua de horchata más deliciosa que he tomado hasta ahora, los tres días siguientes hice los mismo. La persona que me llevó al restaurán primero me indicó dónde podría acampar. Fueron cincuenta pesos menos de lo que me cobraban en el parque temático, lo cual estuvo bien.

Pude darme cuenta el problema que resulta no ser directo. Le compré a un hablante de totonaco una camisa y le invité un vaso de agua, porque estaba sediento. No pude plantearle que me ayudará, pero creí que en los siguientes días podría encontrarlo y planteárselo después.

En la noche hubo viento y me estuve despertando varias veces durante la noche.

 

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Zapata vive a 90 años de su muerte.


El director de la dependencia encargada en dar atención a la etnia totonaca me citó en la mañana, cuando terminara el evento cívico que tendría lugar enfrente del Palacio Municipal. Me llamó la atención que en un viernes hicieran un acto cívico, y no pensando más que en las festividades de la semana santa, no vi otro motivo para realizar algo.

Zapata también festejaba semana santa. Adoraba a la imagen de Jesucristo, cargando la cruz. Puso su cuartel en Tlaltizapán, porque no pudo llevarse dicha imagen.

El capitán Guajardo, quien lo traicionó, decidió no matarlo el jueves, pues él creía que el mismo Jesucristo lo protegía ese día. Así que escogió un día después para cometer su ignominioso acto.

El acto cívico al que se refería el director de Atención a la etnia totonaca era en honor al General Emiliano Zapata, tras 90 años de su muerte. Aunque el cuerpo que le mostraron al pueblo tenía la manita blanca que llevaba desde el nacimiento en el pecho, mucha gente sigue sin creer que haya muerto. Dicen que cabalga aún, por las montañas de Morelos. En Papantla no son tan crédulos. Por eso, hoy se colocó la bandera a media hasta.


Por fin Germán me mandó hoy la carta que demuestra que no soy un turista cualquiera, ni un anarquista revolucionario que viene a alborotar a la población (al menos no por el momento).

paulo[1]

Todo marcha bien.

 

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Tengo una gran facilidad de meterme en problemas que ponen en riesgo mi vida.

Que lo haga seguido y que siga vivo es una prueba más de mi inmortalidad.

 

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De Eduardo Galeano o cómo vive Zapata

Sentado sólo él en una mesa frente a una Sala Nezahualcoyotl repleta, mientras que afuera de la sala otro grupo enorme de personas se encuentra frente a una bocinas instaladas que reproducirían sus palabras, una multitud grita «¡Zapata vive, la lucha sigue!» La gente recuerda también al pueblo de Atenco, exigiendo libertad a sus presos. En el ambiente de la sala, se siente la empatía de los lectores con el escritor uruguayo. No creo que para ellos sea una nueva sensación, la habían tenido cada vez que lo leían. Quizá lo nuevo para el público es observar que el autor también siente empatía por ellos, sospecha confirmada cuando Eduardo Galeano dedica el encuentro al «zapatista de Irak», Muntazer al Zaidi quien ahora es preso político por agredir al ex presidente de Estados Unidos con un zapato; a Adolfo Gilly, historiado argentino naturalizado mexicano, que fue preso político durante los años setenta; y a todos los que defienden a los presos de Atenco.

«La tierra es sagrada, y si es sagrada, sagrados son los que la defienden», dijo con lógica Galeano, dejando en claro por qué los defensores del pueblo de Atenco merecen una dedicatoria, si es que a alguien le había quedado duda del asunto.

Como primer acto, el reconocido cuentacuentos invoca a Schehrazada y recuerda el primer mandamiento del oficio: «Prohibido aburrir», el cual cumplió cabalmente durante todo momento. Para algunos pudiera parecer un oficio sencillo, pero Galeano reconoce su dificultad pues entiende que los cuentacuentos: «sólo saben contar, porque saben escuchar».

En su oficio, Galeano demuestra ser único. ¿Qué otro escritor hechiza con la verdad de sus relatos? Si bien, en el arte no es pertinente preguntar por ella, quien conoce sus breves historias; reconoce que el uruguayo tiene la certeza de que «la palabra es sagrada», certeza misma que tuvieron los guaraníes cuando vieron sobrevivir su lengua.

Y esto Galeano lo sabe, porque además de periodista y escritor, es historiador, sociólogo, economista, lingüista: un científico social. Quizá no lo sea por título, pero lo es por oficio. Por eso, pide respeto cuando dice que «desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía». Tal respeto por la ciencia se comprueba aún cuando imagina, pues utiliza la imaginaria historia que no fu «para revelar la historia que fue». ¿Qué hubiera pasado si  Cristobal Colón, Hernán Cortés, Alfonso Pizarro, y otros tantos europeos que pisaron América, hubieran sido deportados por no llevar su papeles migratorio en orden? La hipotética situación supera las expectativas: en la imaginación, Galeano revela la historia que fue y la que es.

Eduardo, como cuentista, es conciso. Quizá ello lo aprendió de Juan Rulfo, «el peor enemigo de la inflación palabraria». Sabe decir lo justo, como si fuera pintor impresionista que retrata al mundo sin más que lo necesario, ni menos que lo comprensible. Reconoce el riesgo que palabras de más lo volverían un panfletario, que palabras menos faltarían a la verdad.

Este impresionismo literario quizá es consecuencia de su posición política. Posición que hace explícita cuando dice que «la lucha zapatista es universal y zapatistas somos muchos, aunque no lo sepamos». Pues todo quien lucha por un mundo más justo lo es, expresó Galeano. Al Subcomandante Insurgente Marcos le agradeció por inyectarle humor al discurso de izquierda.

Me sorprende el poder que tiene la palabra cuando se usa para contar la verdad, la palabra que no ha sido desgasta por el discurso interesado, que conserva su inocencia. Él no ha necesitado empuñar un fusil para ser escuchado, sólo ha sabido contar cuentos. Impresionante lo que sucede cuando se cuentan bien., como el cuento del combatiente de Anenecuilco que luchó por tierra y libertad.

Y al final del encuentro, la gente recuerda  el cuento del combatiente de Anenecuilco que luchó por tierra y libertad. Y que aún vive.

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De distracciones

Ayer, jueves, vi (y escuché) a Eduardo Galeano en la Sala Nezahualcoyotl. Estaba inseguro de ir, temía que se tratara de ese tipo de eventos esnobistas que me molestan tanto. Pero resultó muy satisfactorio. Tomé apuntes para hacer una reseña de la charla con Galeano, que espero pronto escribir. Todo lo que tengo que preparar para mi salida a trabajo de campo me ha impedido hacerlo.

No tengo idea cómo acabaré este mes, pero muerto es algo que no me molestaría, al menos que fuera hiperbólico.

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